19 nov 2014

Conoce a nuestros alumnos: Antonio Caamaño (Brasil)


Historias. Todo está relacionado con contar buenas historias.

"Cuando tenía 7 años, vivía en Rio de Janeiro con mis papás, mi abuela y mi hermano menor, Alejandre. Nunca tuvimos dinero para comprar esos juguetes de la época que sí tenían mis amigos. Con mi hermano mirábamos los dibujos animados que nos pasaban en los programas infantiles de los años 80 y nos ilusionábamos con aquellas historias. Recreábamos esos universos con papeles, lápices de colores, tijera e imaginación. Diseñábamos los personajes y los escenarios, cortábamos y pasábamos las tardes siendo Lion-O, He-Man, Jaspion, Batman o Superman.

En esa época Alejandre tenía 5 años y ya presentaba serios problemas de salud. Su cuadro empeoró cuando descubrimos que tenía una enfermedad en el estómago y que sólo una cirugía podría aliviar su condición. Así, aquel niño pequeño y flaquito fue llevado al hospital por mis padres, ambos preocupados por la situación y teniendo que dejar sólo, a su otro hijo, por 2 meses en su casa.


Recuerdo que en ese tiempo yo pensaba en cómo podría estar él, no podría jugar dentro de un frío cuarto de hospital y quizás no podría ver ni a Thundercats ni a Snoopy. Con esa escena en mi cotidiano, comencé una producción en serie de muñecos de papel, para que Alejandre pudiera divertirse sin tener que hacer mucha fuerza cuando llegara. Fueron largos días de trabajo, en donde llené los cajones de la mesa de luz con todos los personajes de las series que mirábamos juntos. Por la delicadeza del material, algunos diseños se doblaban y arrugaban dentro del pequeño espacio, pero lo importante era que todos estuvieran allí, como una liga de superhéroes que se juntan cuando la tierra está amenazada o cuando alguien especial necesita ayuda.

El día que Alejandre volvió a casa fue una gran fiesta. Corriendo le mostré todo lo que había hecho para él y, a pesar de su débil estado, logré sacarle una sonrisa verdadera. Él todavía no podía correr, ni jugar a la pelota, pero me esforcé al máximo para que se divirtiera con las historias de los personajes de papel que diseñe todo ese tiempo. No sé si Alejandro se acuerda de todo esto, porque nunca más volvimos a conversar del tema, pero yo recuerdo cada muñeco y como él dormía después de que yo le contaba todas esas historias.



De alguna manera, aquella experiencia me marcó tanto que hoy estoy aquí. Recorrí un camino que atravesó diferentes momentos. Después de diseñar esos muñecos de papel comencé a coleccionar historietas, a dibujar en las mesas de estudio de la escuela, tuve que trabajar y esforzarme para ganar una beca de estudios y poder terminarlos, apliqué en el examen de ingreso para estudiar en la Universidad de Diseño Industrial, inicié la carrera de diseñador gráfico y, años más tarde viviría el punto de giro más importante de la historia de mi vida: me convertiría en papá de João.


Hoy Janjão, así lo llamamos cariñosamente, siempre me pide que le lea un cuento antes de dormir. Nunca me niego, no importa lo cansado que esté, porque en el fondo sé que contar una buena historia es la forma que encontré para cambiar el lugar que habitamos temporalmente por algo mejor. También en mi trabajo como diseñador aprendí que cada proyecto, desde un libro didáctico hasta una marca, son una forma de transformar a alguien en el protagonista de una historia y son esas historias las que pasarán de padres a hijos, de hijos a padres y de hermanos a hermanos".


Redactor: Antonio Caamaño